Ysí, ya que uno se resguarda de las altas temperaturas, lo menos apetecible es calentarse la cabeza con propuestas sesudas y arduas de seguir junto al masticar de las palomitas, pero entre el blockbuster veraniego y la insoportable asamblea infantil que suelen ser las propuestas familiares, personalmente me gusta refrescarme de vez en cuando con historias diferentes y miradas originales que acompañen al frescor de la sala. Si eres de los míos, atento al siguiente “granizado” de películas.
Por si alguien aún desconfía de la capacidad cinéfila para combatir el calor voy a abrir la sección con (21 de junio), de Anthony Chen, en la que el autor singapurense, dotado con la cámara de oro de Cannes, replica los triángulos francesa con su particular (1962) durante el inhóspito invierno del norte de China. Allí, dos chicos y una chica buscarán romper el hielo emocional pospandemia gracias a un juvenil despertar vital y sexual, con bailes a lo (1964) y fugas felices que firmaría Truffaut, incluidos, capaz de derretir la nieve de las frías montañas y disipar el gris humo de las fábricas.