Podría haber sido la reencarnación de Safo. Su querido amigo Remy de Gourmont la identificó con una amazona y fueron muchas las obras de ficción que inspiró.
Nunca escondió sus tendencias sexuales y nunca quiso encajar en las estrictas normas de conducta de una sociedad demasiado rígida para ella. Hermosa, rica, culta y brillante, vivió la vida que ella quiso y amó a quien ella escogió.
Natalie Clifford Barney era hija de una rica familia estadounidense. Su padre había heredado un lucrativo negocio ferroviario. Albert Clifford Barney era un hombre de su tiempo, un caballero elegante y tradicional, que tuvo que soportar el espíritu bohemio de su esposa, Alice Pike, una apasionada pintora que siempre que podía se marchaba a París a aprender de los más reputados artistas en las más selectas academias de la ciudad. Alice fue sin lugar a dudas el mayor apoyo para Natalie. Su hermana Laura sería el consuelo para su padre. Natalie llegó al mundo en Dayton, Ohio, el 31 de octubre de 1876, pero su vida transcurrió a caballo entre Cincinnati, Washington, Maine y, por supuesto, Francia. Su familia se codeaba con lo más granado de la sociedad, llegando incluso a recibir invitaciones