en las sociedades agrarias, como la egipcia, la griega o la romana, las actividades laborales se organizaban según las estaciones y el ciclo del cultivo de los alimentos, pero sobre todo con el movimiento del sol y la luna. Las civilizaciones maya y azteca disponían de calendarios basados en la observación astronómica y los fenómenos naturales para determinar el inicio de las labores de la cosecha. Las comunidades preindustriales europeas se regían por el tañido de las campanas de las iglesias para arrancar el día. No fue hasta la primera mitad del s. XIV, con la invención de los relojes mecánicos, cuando el tiempo se volvió abstracto y se desvinculó del poder de la naturaleza. De la mano de esta nueva capacidad se desarrolló la jornada laboral, aunque la adopción generalizada de la semana laboral de cinco días y 40 horas tardó varios siglos más en surgir.
· 100 AÑOS. . .
· ¿NO ESS NADA?
• Uno de esos industriales pioneros fue Henry Ford. A principios del siglo XX, el empresario norteamericano (que no inventó el automóvil, pero sí revolucionó la forma de fabricarlo) hizo temblar los pilares de la industria con una innovación más: la reducción del tiempo de trabajo. Con sus líneas de montaje en movimiento simplificó el ensamblaje y redujo considerablemente los tiempos de manufactura. Tanto esFord redujo la actividad de sus trabajadores a 8 horas diarias y subió su sueldo hasta los 5 dólares por día. Acabar con el trabajo los sábados permitió a los empleados tener una vida mejor (y el lujo de comprar el producto que fabricaban). A la compañía, le reportó mayores cotas de productividad, además de permitirle duplicar, en solo dos años, sus beneficios.