Seguro que muchos recordaréis el famoso vuelo de US Airways, que se vio obligado a aterrizar en el río Hudson, de Nueva York (2009), tras chocarse con una bandada de gansos, cuya ingesta provocó el fallo de ambos motores del avión. Enfrentado a una emergencia extrema, el piloto solo contó con una fracción de segundo para tomar la decisión de maniobra. El milagro del Hudson podría haber acabado en tragedia, pero, en cambio, se saldó con un éxito extraordinario, gracias a la ágil y acertada reacción del piloto.
Es, en esta capacidad de decidir rápidamente y sin certidumbre alguna, pero confiando en el instinto, en la que distinguimos a un buen piloto de uno no tan bueno. Cuando diriges una empresa, eres el piloto, la compañía es tu avión) y su tripulación, pero sí te desenvolverás en una industria en donde es mucho más importante actuar con lógica y velocidad, que hacerlo perfecto.