El destino quiso juntar en 1298 en una prisión de Génova (Italia) a dos figuras que a priori poco tenían que ver. Uno de ellos había sido capturado hacía pocos meses probablemente en la batalla naval de Curzola entre Génova y Venecia. Se trataba de Marco Polo, un mercader veneciano que durante más de veinte años había estado al servicio de Kublai Kan († 1294), Gran Kan (emperador) mongol y fundador de la dinastía Yuan en China. El otro era Rustichello de Pisa, autor del libro de caballerías Méliadus, un compendio de historias sobre el padre del rey Arturo, que hacía de él un buen conocedor del ciclo artúrico y de los caballeros de la Mesa Redonda.
Fue durante su estancia en prisión cuando Marco Polo pudo dictar a Rustichello las maravillas vistas y oídas en Asia, seguramente valiéndose de su memoria, pero también de notas y documentos acumulados en sus viajes. Con ello daría forma al conocido como Le divisement du monde (Descripción del mundo), Livre des merveilles du monde (Libro de las maravillas del mundo) o Il Milione (El Millón).
Con la redacción del un nuevo mundo tomó forma para ensanchar el espacio de su reclusión. Rustichello, gracias a sus habilidades literarias, pudo convertir la