La línea de la vida de Raquel Tibol indica momentos cruciales en los que, repentinamente, viró su destino de modo radical: ocurrió con el rompimiento de su primer matrimonio (“me compliqué las cosas al casarme tan joven, justo el día que cumplí 21 años”), con su vocación (quería ser escritora) y hasta con su propio apellido, que es un pseudónimo.
De no ser por ello, la joven periodista Raquel Rabinovich Graievsky jamás se habría encontrado con Diego Rivera en Santiago de Chile hace 70 años, durante el Congreso Continental de la Cultura -presidido por el poeta Pablo Neruda-. Ni hubiera llegado a México el 25 de mayo de 1953, contratada por el muralista, para ayudarlo a realizar aquí un segundo congreso.
Como éste no se logró, Raquel Tibol -ya se hacía llamar así- viajó a Buenos Aires en 1954 para rescatar del esposo a su pequeña cuando se retiró del periodismo en el año 2000, aclaró el por qué decidió volver al país: