Enero de 1945. La Segunda Guerra Mundial ha entrado en su sexto año de destrucción y dolor. Tras el desastre alemán de Stalingrado, las victorias nazis han quedado atrás y los ejércitos de Hitler se repliegan en todos los frentes. El 13 de enero, el mariscal soviético Rokossovsky lanza su ofensiva final sobre Königsberg —hoy Kalinigrado—, orgullosa capital de Prusia Oriental desde la Baja Edad Media.
La arrolladora entrada de los soviéticos en Prusia —«jamás las botas de un soldado ruso profanarán escribe: «Cada fusilero ruso puede arramblar con hasta cinco kilos de botín; a los oficiales se les autoriza el doble».