En apenas cinco años, las energías renovables provocaron una revolución en la industria energética argentina. No solo multiplicaron por siete su participación en la matriz eléctrica nacional al llegar a cubrir el 14% de la demanda, sino que lograron derribar por completo el mito de su alto costo al abastecer energía limpia a un valor muy por debajo del promedio de todo el sistema, incluso sin contar las externalidades negativas de las otras tecnologías, como su impacto en el medioambiente.
Este panorama de crecimiento a tasas chinas, altísima competitividad, abundante financiamiento externo para proyectos verdes, fuerte demanda empresarial y el carácter federal que tiene su desarrollo en los rincones más aislados del país la posicionan como una de las actividades con mayor potencial de toda la economía argentina para los próximos años.
Sin embargo, la falta de planificación gubernamental hizo que no se construyeran redes de alta tensión eléctrica durante la última década, y eso opera como un