JAVIER SANZ Y JUAN SAHUQUILLO CRECIERON EN EL PUEBLO albaceteño de Casas Ibáñez, unidos desde pequeños por la misma pasión: la cocina y la naturaleza del territorio de su entorno. Pasaron su infancia escapándose a la riberas vecinas –del Júcar y el Cabriel– para coger cangrejos, pescar lucios y truchas o hartarse comiendo los sabrosos higos que crecen generosamente junto a las huertas. Y en su temprana adolescencia componían menús con los productos que probaban en aquellas huertas. Poco después, la familia de lavi, propietaria del hotel-restaurante Cañitas, asentado en el mismo pueblo, les permitió preparar esos menús para ofrecerlos a los comensales, un día a la semana. Entre los dos nos apañábamos para preparar todo el servicio, con la única ayuda de una señora mayor. La noche anterior la pasábamos en vela para que todo saliera como habíamos previsto,” recuerda Sahuquillo ahora.
Los amigos siempre tuvieron claro que querían dedicarse a la cocina y para ello planificaron