Cuando escuchamos la palabra Vaticano, a todos nos viene a la mente ese lugar extraordinario, producto de la acumulación a lo largo de los siglos, de intrigas políticas, disputas religiosas y tesoros artísticos. Una evolución que, en definitiva, le ha llevado a ser la sede de la Iglesia Católica y del actual Estado vaticano. ¿Cuál fue el pasado de este enclave antes de convertirse en el centro de la cristiandad? ¿Hay una historia que contar antes de que Constantino el Grande, en pleno siglo iv, erigiera allí la primera basílica de San Pedro?
ORÍGENES ETRUSCOS
El Mons Vaticanus (Monte Vaticana) era una de las colinas emplazadas al este del río Tíber, es decir, estaba situada en la orilla opuesta al lugar sobre el que se alzan las siete colinas de Roma. Al encontrarse fuera del límite sagrado de la Urbs (pomerium), los autores clásicos le prestaron menos atención que a otras zonas de la ciudad, lo que lamentablemente ha supuesto que tengamos poca información sobre ella.
Los estudiosos remontan el origen de su historia a los etruscos. Hay varias teorías, unas más demostradas que otras, que enlazan el término «Vaticano» con dicho pueblo. Al parecer, en una de las laderas de la colina existió una necrópolis construida por una tribu etrusca, conocida como vaticanus, que se asentó en un poblado cercano. Esta área de enterramiento se dedicó a una supuesta diosa del inframundo llamada Vatika. La historia es muy atractiva y efectivamente hay constancia de este cementerio, pero en ninguna fuente se ha hallado referencia a una diosa con ese nombre. Sin embargo, sí que hay autores romanos que hacen referencia a una deidad conocida como Vaticanus, un término que en latín aparecerá vinculado al mundo de la adivinación, del vaticinio, a la predicción y a lo