En pleno corazón de Roma, a solo dos kilómetros al sur de sus foros, se encuentran los restos de una de las construcciones más paradigmáticas de la ciudad: una pirámide de influencia egipcia que nos permite aventurarnos en una historia de viajes y conquistas, modas artísticas y fascinación por lo exótico.
Conocida como pirámide Cestia, debe su nombre a Cayo Cestio, quien la mandó erigir como lugar de reposo tras su muerte, entre los años 18 y 12 a. C., en una zona estratégica a las afueras de la ciudad. El crecimiento de la capital del Imperio le confirió otra vida como parte del sistema defensivo levantado por el emperador Aureliano entre 271 y 275 d. C. Desde entonces, su presencia en uno de los puntos más concurridos de Roma ha atraído tanto a turistas como a eruditos y artistas a lo largo de los siglos.