No es fácil, ni siempre posible entender lo que resulta de un cerebro roto, pero cuando se rompe, muchas veces nada vuelve a ser igual. ¿Por qué? ¿Qué hay detrás de esa ruptura? ¿Se puede reparar? Y si la respuesta es no, ¿qué podemos hacer para convivir con ese daño? Estas son algunas de las preguntas a las que el neuropsicólogo Saul Martínez-Horta, especialista en neuropsicología clínica, responde en su libro Cerebros rotos (Kailas). Una obra en la que aborda el lado más maravilloso y también el más aterrador del cerebro, un órgano que lleva décadas estudiando.
Consciente de que aún falta mucha pedagogía para que sepamos identificar correctamente las señales de alarma que indican que algo no va bien en él, el doctor Martínez-Horta avisa de que hacerse mayor no es sinónimo de demenciarse, y de que, al contrario de lo que muchas veces se cree, un daño neurológico no solo puede dar lugar a un problema motor, sino también a un trastorno del estado de ánimo.