Alo largo de la historia, mucho se ha reflexionado, investigado, escrito, pintado e incluso cantado o filmado sobre el dolor, tanto físico como emocional. En la literatura y en la filosofía, de Homero en La Odisea a Plinio el Viejo en sus escritos, constantes han sido las referencias y alusiones al padecimiento, al igual que en la pintura han resultado desasosegantes los cuadros del noruego Eduard Munch sobre el dolor o las creaciones universales con este leit motiv del español Francisco de Goya. El fado ha penado el dolor y también lo ha hecho la ópera. César Vallejo lo plasmó en sus poemas, y asimismo lo hizo Alfonsina Storni.
Porque, como afirma la Sociedad Española del Dolor (SED), «desde su propio nacimiento, la humanidad viene luchando contra el dolor. Es un compañero innato de la vida, que la acompaña desde el origen, tal como legitima la bíblica frase: ‘Parirás con dolor’». Todos y cada uno de nosotros hemos experimentado dolor a lo largo de nuestra vida y eso lo convierte en una cuestión fecunda a la hora de ser investigada o reflejada.
Del sentimiento negativo que nos genera la pérdida de un ser querido al padecimiento físico por accidentes o daños corporales, el dolor, por tanto, es parte de la vida. Y la protege, ya que nos alerta de que un daño se está