Decano del jazz en nuestro país, a sus 78 años de edad el tecladista y educador Francisco Téllez declara orgullosamente que para cultivar el arte de la eterna juventud, hay que “improvisar todos los días ideas musicales de jazz al piano, a eso llamo yo la alegría de vivir”.
Proceso lo encuentra animadísimo en una casa friona de Coyoacán. Juguetón e inquieto, camina sin parar yendo del piano al tocadiscos y de los archivos de fotos y partituras familiares al sillón de resortes, en la sala donde sólo permanecerá unos minutos para dialogar frente a frente con el reportero, y luego levantarse en una danza de duende mercurial.
“Yo vivo en Tlalpan --relata--, pero vine acá a cuidar a dos de mis familiares que ya murieron, primero a mi mamá (María de la Luz López Monroy), y antes