En la saga Ynglinga, un texto redactado en 1225 por el historiador, jurista y poeta islandés Snorri Sturluson, que constituye la primera parte de la historia de los antiguos reyes de Noruega (Heimskringla), aparecen relatos sobre los berserkers, unos misteriosos y espantosos guerreros que durante la batalla muerden sus escudos para espantar a sus enemigos y luchan bajo un trance frenético que los hace invencibles. Dotados de una fuerza sobrehumana, son capaces de asombrosas hazañas: pueden cortar un hombre por la mitad con un solo golpe de su espada, arrancar un árbol de cuajo y levantar enormes rocas. Son inmunes al frío, al fuego, al agua, al cansancio, al hambre y a la sed. Su amo es Wotan/Odín, el gran dios guerrero-mago del antiguo mundo escandinavo-germánico. Pero el dios infunde también la furia salvaje a sus elegidos. En efecto, la etimología de Wotan/Odín significa la «furia» y la «locura». Asimismo, el término berserksgangr designa un estado de frenesí furioso.
¿Pero qué realidad histórica podemos conceder a esos relatos? ¿Snorri evoca una tradición encarnada por personajes auténticos o bien los berserkers constituyen soloseresfantasiosossurgidosdesu fértil imaginación?
Sorprendentemente, los primeros vestigios de los berserkers aparecen en la Roma Antigua. En efecto, el examen epigráfico de los bajorrelieves de la columna de Trajano ofrece varios detalles que representan muy probablemente a berserkers, en particular la composición de un grupo de soldados de infantería que rodean al emperador durante su campaña contra los dacios en el valle del Danubio. Se trata claramente de un grupo de soldados de élite encargado de proteger a Trajano. Algunos de ellos llevan pieles de oso y de lobo sobre sus hombros y sus cabezas. Otros hombres se disponen a combatir con el torso desnudo.
SUS ORÍGENES
El origen étnico de estos guerreros ha sido claramente establecido. Se trata de un fuerte contingente de germanos, en particular de bátavos, integrados en el ejército romano desde principios del siglo II. Estos últimos formaban parte de la caballería de la guardia imperial (los equites
