BROOKLYN, NY.- El juicio por narcotrá fico contra Genaro García Luna confirma una vez más la hipo cresía del sistema judicial de Es tados Unidos en su benevolencia con asesinos y narcotraficantes, al tiempo que el proceso expone otra ob viedad: que por medio de la corrupción gubernamental, para el crimen organizado en México no hay imposibles.
Sentado en el banquillo de los acusados, el primer exfuncionario mexicano de más alto nivel en ser enjuiciado en territorio estadunidense es una especie de reflejo de la podredumbre gubernamental y arreglos con asesinos y capos.
Es como una epifanía atestiguar en la sala 8D de la Corte Federal del Distrito Este en Brooklyn, Nueva York, que narcotrafi cantes confesos repitan sin remordimiento, y hasta con orgullo, sus crímenes y órdenes para asesinar a decenas o cientos de perso nas y, al mismo tiempo, asimilar que han sido redimidos por el gobierno de Estados Unidos.
Por encima de su derrota en la guerra contra las drogas, y de que el consumo de estas mata cada 24 horas a cerca de 300 per sonas por