“Trabajo desde que me acuerdo”, dice Norberto Lapajufker. El emprendedor creció con un padre que tenía una herrería al lado de su casa en Avellaneda, en el mismo lugar donde su abuelo -venido de Europa en los años 30- se puso a fabricar elásticos de cama. “El espíritu emprendedor lo traje desde la cuna. Empecé a trabajar a los 14 años: vendía repuestos de autos al por mayor”, rememora Lapajufker sobre cómo fue moldeando su historia emprendedora.
Mientras terminaba el colegio, tuvo varios trabajos como cadete en distintas compañías, en su mayoría pymes. Hasta que, cuando tenía 15 años, una persona -que tiempo después se convirtió en su suegro- le