UNA ENORME OLEADA DE PAR empuja al M4 por la carretera mientras sujetamos ese genuino y grueso volante. Llega la curva y las ruedas delanteras se agarran como si el asfalto fuera velero, mientras las traseras deslizan un poco y nos ayudan a trazar. Fantástico, pero esto también lo puede hacer el M4 Competition ‘normal’. Hoy estamos conduciendo algo mucho más especial, el nuevo M4 CSL, del que solo se construirán 1.000 unidades. Llevamos al volante unos 200 km y creemos que se parece mucho al M4 Competition que hemos podido probar varias veces. Esto, por supuesto, no es nada negativo, pero las siglas CSL se tienen que notar, porque significan mucho para los fanáticos de BMW. Esas tres letras rojas van adheridas a una tapa del maletero especial de fibra de carbono, un elemento que solo excepcionalmente se emplea en un coche de la marca de Múnich.
De hecho, hasta ahora solo ha habido dos modelos CSL en la historia de BMW: el 3.0 CSL de 1972, comercializado para homologarlo en competición -con su kit aerodinámico ‘Batmóvil’-, y el M3 CSL de la generación E46 (2003). Ambos se han convertido en clásicos muy cotizados, y la reputación del M3 CSL ha aumentado increíblemente con los años. Cuando se lanzó la reacción fue algo tibia, ya que era un M3 que