Las relaciones mantenidas entre el régimen de Franco y el Imperio japonés durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial es uno de los episodios más desconocidos de nuestra historia reciente. Al principio del conflicto, los contactos bilaterales entre ambas naciones fueron numerosos y se desarrollaron en un clima de cordialidad. Sin embargo, este entendimiento degeneró en abierta hostilidad cuando la guerra cambio de signo y Franco buscó un acercamiento a los aliados.
AMBICIONES IMPERIALISTAS
Antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial en Europa, Japón había invadido el norte y el este de China tras una sangrienta y devastadora guerra que se había cobrado la vida de cientos de miles de civiles. En el territorio bajo su control las autoridades japonesas establecieron el régimen títere de Manchukuo, nombre con el que fue conocida la región de Manchuria. Mientras tanto, los generales y almirantes en Tokio trazaban planes para extender su dominio por todo el Pacífico, poniendo sus ojos en el archipiélago filipino, presa codiciada por su valor estratégico. Por aquel entonces, los Estados Unidos ejercían una especie de protectorado sobre Filipinas que duraba desde el final de la guerra contra España de 1898. Las promesas de independencia definitiva se demoraban una y otra vez, generando un clima de descontento entre gran parte de la población, que veía frustradas sus expectativas de liberarse del dominio estadounidense.
En 1935 se proclamó en Filipinas el llamado periodo de la Commonwealth, etapa transitoria que en el plazo de diez años debía culminar en la independencia definitiva del archipiélago. El inicio de esta fase coincidió con el estallido de la Guerra Civil en España y la inmensa mayoría de la colonia hispana en Filipinas tomó partido por el bando de los sublevados, hasta el punto de organizarse una rama local de Falange cuya ala dura alentó el resentimiento contra los Estados Unidos. Un sector más moderado se mostró contrario a esta postura, temiendo que sus intereses económicos pudieran verse perjudicados. A pesar de sus diferencias, ambos grupos coincidían en sus expectativas sobre una posible hispanización de las islas cuando terminase el periodo de la Commonwealth en 1945. En este contexto, la posibilidad de un triunfo definitivo de las fuerzas del Eje hizo temer la instauración de un régimen totalitario en las islas una vez lograda la independencia.
En esta misma línea Solidaridad Filipina, asociación creada en 1921, envió un telegrama a Serrano Suñer, ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de Franco, en el que sus representantes manifestaban su deseo de establecer un Gobierno en Filipinas bajo el protectorado de España. Al mismo tiempo, amplios