"Cuando abro el horno y el esmalte de mi cerámica es más bonito de lo que pensaba, se produce un efecto que empieza en el estómago y se extiende por todo el cuerpo y la mente, es increíble", se maravilla Julia, de 42 años, una apasionada de la cerámica. "Desde que decidí hacer un curso de formación agrícola para ganarme la vida con mi pasión por las plantas, me siento menos estresada, me mantengo erguida y creo que estoy más guapa", ríe Celia, de 31 años. "Dejar a mi pareja violenta fue difícil. El día que pude expresar mi decisión de marcharme, me recorrió una oleada de vida", recuerda Violeta, de 39 años. Desde entonces, me veo cambiada. Mi piel está más brillante; mis ojos también lo están. "Desprenderse de ellos requiere una cierta dosis de valor". Clotilde Dusoulier, y creadora del pódcast , lo confirma: "Cuando te haces adulto, cambias el objetivo de tus días. Sustituimos la búsqueda de la alegría, el placer y el descubrimiento por la búsqueda de la productividad, la validación y la seguridad material. Esto es normal, pero para seguir vivo es necesario cultivar la alegría, sin la cual todo se vuelve irrelevante".
