La magna manifestación de apoyo que el pueblo de México organizó a su líder y presidente fue impactante. Éste no esperaba menos ni nosotros, los mortales comunes y corrientes, más. Hubo de todo. Lo que más me impresionó fue la espontaneidad de quienes intervinieron. Nada de acarreados. Escribo de oídas; no asistí.
Existe la posibilidad de que los participantes, por sí, hayan pagado el transporte público que los trajo de lugares distantes. Desde luego, nada con cargo al erario público. No son priistas. “No somos iguales”.
Hay otra posibilidad: que las largas filas de autobuses foráneos que