Circulando por las serpenteantes carreteras, el imponente Pech de Thauze puede verse desde kilómetros de distancia gracias a sus 1231 metros de altura. Posee una curiosidad geográfica que se conoce como un cabalgamiento, es decir, que sus capas superiores son más antiguas que las inferiores, lo que hace que se la conozca popularmente como la montaña invertida. Pese a su majestuosidad, o más bien gracias a ella, el pequeño pueblo de Bugarach, bajo el macizo de Corbières, pasa desapercibido hasta que prácticamente entras en sus calles. Entre los pocos vecinos que uno se puede encontrar en ellas conviven personas que se han mudado allí para envolverse de la magia y el misterio del lugar con otras que han vivido en el pueblo toda la vida y sobre las que, lo quieran o no, flota la bruma de lo sobrenatural.
LOCURA APOCALÍPTICA
Tal vez el comienzo de la merecida fama de enclave mágico que tiene el pueblo de Bugarach se deba precisamente al antiguo volcán inactivo Pech de Thauze. Numerosas leyendas giran en torno a esta montaña, leyendas que han llamado la atención de numerosos escritores e investigadores. Otra tradición asegura que el lugar sobrevivirá al, no traducido al español, dice: «Muchas de las personas que ignoraban su existencia lo han descubierto y lo ven como un protector o un salvador». Tal vez ello sea el motivo (o al menos uno de los motivos) por el que muchas personas compraron un terreno o una casa en la zona para salvarse del fin del mundo que iba a suceder el 21 de diciembre de 2012 y que, supuestamente, dejaría intacto a Bugarach.