Cuando Miguel Fosati fundó John Foos en 1980, tenía todo por hacer: el mercado de las zapatillas era la mínima parte posible de lo que es hoy y el mundo era un lugar más grande, por lo que tenía lógica crear y producir nacional. Después de más de 40 años y de haber atravesado todas las crisis económicas posibles, el negocio familiar no solo sigue vigente, sino que está fortalecido con nuevos proyectos y una producción 90% hecha en el país. Para 2023 tiene planeado invertir US$ 1 millón en modernización de maquinaria, tecnología y capacitaciones, remodelaciones, infraestructura y ampliación de fábrica. Hoy la empresa emplea a 400 personas que producen 3.600 pares de zapatillas por día, que podrían ser más si consiguieran más personas para cubrir otro turno en su planta de Beccar.
Entrar en la fábrica de John Foos es respirar el olor del caucho y escuchar las decenas de máquinas que hacen de la fabricación de zapatillas algo hipnótico y artesanal. Hay tecnología para todo: vulcanizar, cortar, pegar, remachar, coser y cocinar. Hay caucho, telas, cueros, hilos y metales. Y hay una sala de reuniones en la que María José Fosati (43 años, médica, directora general y CCO) y Andrés Bulgheroni (42 años, licenciado en Economía, gerente general industrial) se dedican a contar con pasión