“Cuando estaba en la secundaria y me preguntaban a qué se dedicaba mi papá era complicado decirlo”, recuerda, con una sonrisa, Miguel Ángel Huarte. Si incluso hoy puede ser complejo explicarle a una persona que tu familia se dedica a la industria del bienestar sexual, hacerlo a finales de los 90 debió haber sido un desafío. “Había otros paradigmas, pero por suerte fueron cambiando y nosotros trabajamos mucho en esa evolución”, destaca quien hoy es el CEO del mayor comerciante de juguetes sexuales de la Argentina.
Los primeros pasos de Buttman fueron a finales de 1990, cuando Omar, el padre de Miguel Ángel, fundó un videoclub donde predominaban las películas condicionadas. “Era lo que más se comercializaba en ese momento –explica Miguel Ángel en su oficina del local en Corrientes y Ayacucho–. “Cuando en 2001 mi papá se instaló acá, todo el mundo le decía que estaba loco porque el 80% eran películas y el 20% productos de bienestar sexual, que recién comenzaban a comercializarse”.
Según relata Miguel Ángel, de 39 años, en aquella época los productos estaban orientados a lo genital y