REGIÓN SIERRA COSTA, MICH.- Entre altos niveles de marginación y pobreza y el asedio de la violencia del crimen organizado, los municipios de Aquila, Coahuayana, Coalcomán y Chinicuila, hacia la costa del suroeste michoacano, enfrentan ahora los estragos asociados al movimiento telúrico más fuerte del que sus habitantes tienen memoria.
Durante un recorrido realizado el miércoles 21 por algunas de las comunidades impactadas en Coahuayana y Aquila, el corresponsal de Proceso constató los daños sufridos por cientos de familias que ya vivían en la pobreza, pero que después del sismo definitivamente se quedaron sin nada.
En Boca de Apiza, pueblo ubicado a la orilla del mar en el municipio de Coahuayana, los pescadores no han podido salir a trabajar durante las últimas semanas. principios de septiembre se los impidieron el huracán Kay y las tormentas tropicales Lester y Madeline. Después fueron el sismo y sus réplicas.
La señora María Esther Rayas Velascoy su esposo, quien es ayudante de pescador, vivían con su hijo de 11 años en una pequeña casa de paredes de madera y techo de lámina galvanizada, construida hace dos años sobre un terreno de cuatro metros de frente por nueve de fondo.
El día del temblor apenas logró salir la familia antes de que la vivienda fuera aplastada totalmente por la barda de un inmueble vecino. También quedó