Considerar la digestión misma como algo automático que sabe “por sí mismo” hacerse es razonar el hecho como si una máquina procesadora tomara el comando de todo y diera resultados esperables en un tiempo determinado. La digestión no es mecánica, ni tan automática, ni está exenta de nuestra intervención, hasta que finalice la misma. Sino preguntémonos qué nos pasa si a poco de comer un asado nos ponemos a jugar un exigido partido de fútbol o emprendemos una maratónica competencia a nado a 100 metros libres… Sobrevendrán síntomas, que, dependiendo de la gravedad del hecho, podrán ir desde la indisposición digestiva más banal, hasta mareos y colapso circulatorio.
En la digestión hay un encuentro entre sustancias externas y nosotros mismos. Dicho encuentro tiene como meta la