Transcurrido el primer cuatrimestre del año, el mercado de la construcción muestra signos de superar los niveles prepandemia. Hay optimismo, pero no euforia. Los últimos meses crecieron varios indicadores relacionados con el sector, así como las consultas por proyectos de pozo. El Indicador Sintético de Actividad de la Construcción (ISAC), que releva el Indec, acumuló en los primeros tres meses del año un incremento del 1,3% respecto de igual período de 2021. En tanto, la superficie autorizada por los permisos de edificación creció un 20,3% interanual en febrero.
La tendencia también es confirmada por el Índice Construya (que mide la evolución de los volúmenes vendidos al sector privado de los principales productos para la construcción). En abril, se registró una suba mensual desestacionalizada del 4,86% y un aumento del 8,7% interanual.
Los desarrolladores y constructores continúan apostando a esta industria dado que proyectan un mejor panorama para 2023, cuando se produzca “un cambio de ciclo” a partir de las elecciones presidenciales. Sin embargo, para los compradores, las dudas son muchas y las posibilidades, escasas. Al tener cada vez más reducido el poder adquisitivo, la capacidad de ahorro, el acceso a la compra de dólares y de créditos hipotecarios viables, el sueño de la casa propia se vuelve más inalcanzable y el stock de inmuebles en venta crece.
A nivel comercial, el cierre de operaciones continúa lento: el Colegio de Escribanos de CABA informó que en abril se produjo un alza interanual de 10,7%
