En pleno barrio de Ruzafa (Valencia) se encuentra un espacio singular en el que Carito Lourenço, siempre con una sonrisa, se deja cada día el alma. Junto a su pareja, Germán Carrizo, forman la mejor dupla argentina desde aquella que deslumbró en el Mundial del 90, compuesta por Diego Armando Maradona y Claudio Paul Caniggia. Pero ellos la magia prefieren desplegarla desde los fogones de un restaurante que ha renacido durante la pandemia y al que, curiosamente, es ahora cuando le llegan esos reconocimientos que merecía desde hace tiempo. La suya es una historia de perseverancia y de crecerse ante las adversidades que sólo puede tener el más feliz de los finales.
“La primera chef argentina en recibir una estrella Michelin”. ¿Te has acostumbrado ya a leer y escuchar esto por todas partes?
Poco a poco me voy haciendo, pero tengo que reconocer que al principio fue algo entre raro y desconcertante. Sí que me dio un poco de vértigo, al ser algo tan grande. Pero me ha ayudado el haber podido estar en enero en Argentina compartiéndolo con mi gente y acudiendo como invitada a algún programa de televisión. La verdad es que todo está siendo muy emocionante, pero también soy muy consciente de que es una gran responsabilidad.
Para obtener un reconocimiento de estas dimensiones es necesario