Guisar el paisaje
No, meu filliño, aquí no, aquí va a ser difícil”, le decían a Javier Olleros. Pero O Grove y, más extensamente hablando Galicia, viven en su corazón y en su paladar. Javier no es Javier sin su mar sonando al otro lado de los 14 metros de cristalera del Culler de Pau, ni sin el viento y la lluvia azotando los bosques y los huertos de esa pequeña península que le ha visto crecer y que ahora él ve desde su restaurante. Es el producto gallego quien ha convertido al filliño gamberrete en el filliño que ha vuelto a poner la cocina gallega (por fin) en el candelero para decir que sí, que allí se come muy bien, pero además hacen las cosas con elegancia y con respeto. Eso es lo que susurra su carta al comensal, y lo que este chef de ademanes templados y reflexivos y garra en la cocina insufla en unos platos que respiran amor por a súa terra.
Para Arzak, la cocina (la suya) abre camino; para Joan Roca, es un herramienta potentísima. ¿Qué es para ti?
Un medio de vida y un modo de vida.
Te formaste con Martín Berasategui, entre muchos otros . Y encuentro que tu cocina está
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