CIUDAD DE MÉXICO
Ciudad de México, una de las grandes capitales de América Latina, puede rastrear sus orígenes gastronómicos hasta la antigua cultura que alguna vez floreció aquí. En 1325, cuando los mexicas se asentaron en los islotes del lago de Texcoco, en las tierras altas del Valle de México, su dieta era principalmente a base de plantas, centrada en el frijol y el maíz. Este último era tan importante que desempeñaba un papel primordial en el mito de la creación. Muchos otros ingredientes, como las semillas de chía y el huautli (amaranto), fueron prohibidos tras la llegada de los españoles, en el siglo XVI, debido a su uso en ceremonias religiosas. Sin embargo, estos se recuperaron más tarde y aún se ven en los menús de la urbe, desde restaurantes lujosos hasta fondas. Pero los mexicas no son el único pueblo que influyó en la cocina mexicana.
La comida de la capital todavía involucra mucho maíz, pero también abarca una colección de influencias extranjeras. Los españoles trajeron hábitos alimenticios como el consumo de carne y lácteos, mientras que los pobladores libaneses –que llegaron en masa a, los cuales se siguen utilizando en todo el país para cocinar el jugoso cerdo de los tacos al pastor.
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