Aunque a la mayoría de aficionados al tema OVNI puede parecerle que la teoría extraterrestre es la única respuesta verosímil y razonable para explicar las erráticas manifestaciones de este enigmático fenómeno, le sorprendería conocer que, a día de hoy, son muy pocos los estudiosos que creen a pies juntillas en este sugerente pero nunca comprobado planteamiento. Y es que, con el paso de los años, la idea de que estemos siendo visitados por seres alienígenas ha ido perdiendo fuerza, en la misma medida en que nuestro conocimiento del paradigma ha ido dibujando una cartografía mucho más compleja y difusa de la que se antojaba en los primeros compases de la investigación ufológica. Ni siquiera el más pesimista de los ufólogos imaginaba que en pleno 2022 estaríamos prácticamente con las mismas interrogantes y pruebas que en el lejano 1947, cuando se inicia la era moderna del asunto OVNI.
Por ello, en los últimos años varios investigadores en diferentes partes del mundo han estado trabajando en diversas teorías con la intención de salir de una vez por todas de este enredo. Y precisamente en mi último libro, titulado En la mente del fenómeno OVNI (Guante Blanco 2022), pretendo ofrecer una exhaustiva aproximación al problema ufológico, pero abordando y analizando los aspectos menos conocidos de la literatura ufológica. Para empezar, uno de los mayores interrogantes que ha planteado el estudio OVNI ha sido la dicotomía existente entre los avistamientos lejanos de extrañas luces y aeronaves en el cielo, con los encuentros cercanos con platillos volantes y sus traviesos ocupantes.
En vez de asombrosas aeronaves de metal manufacturadas en un hangar, algunos OVNIs semejan auténticos fantasmas aéreos
EL FACTOR ABSURDO
Muchos investigadores están convencidos de que se trata de fenómenos diferentes, pese a que todo apunta a que tienen puntos en común y un mismo origen. La disonancia entre ambos conceptos es demasiado notoria como para pasar desapercibida. Mientras que a cierta distancia los OVNIs parecen seguir un guión «coherente», comportándose como cosmonaves con fantásticas prestaciones tecnológicas inalcanzables para nuestra aeronáutica, e incluso con una contundente realidad física, pues se detectan en radar y son observados por múltiples testigos, en las distancias cortas la cosa se tuerce notablemente. El índice de extrañeza se dispara de forma irrefrenable. Sobre todo en los discutidos aterrizajes de OVNIs existen tres aspectos sumamente desconcertantes que los investigadores tardaron mucho tiempo en aceptar:
1. El aspecto de las naves y sus ocupantes comparten demasiadas cosas con nuestra civilización. Como si los hipotéticos extraterrestres hubieran llevado una evolución muy similar a la de
