Son los humoristas gráficos–que crean viñetas patrióticas para alentar a la población norteamericana–los primeros en dejar testimonio gráfico de la batalla de Midway. Así, por ejemplo, en aquellos días el Tampa Tribune de Florida lleva en portada un dibujo de una cabeza de águila gigante (en clara referencia a EE UU) que engulle un acorazado japonés como si se tratase de un simple gusano. Y el Sheboygan Press de Wisconsin publica una viñeta titulada The Midway Punch que muestra un puño americano que golpea a un militar nipón que retrocede. Sin duda, una metáfora perfecta para contar al lector estadounidense que la Marina ha parado el imparable avance de la flota enemiga en el Pacífico.
Y no son los únicos. Con rapidez, los humoristas gráficos utilizan la victoria de Midway para cerrar la herida de la derrota de Pearl Harbor. El publica una viñeta con un soldado japonés encaramado al mástil que porta la bandera de su acorazado, única parte de su navío que aún está a flote, mientras grita a sus compañeros de armas: «¡Olvidad Pearl Harbor!», dando a entender que la conquista del Pacífico no va a ser tan sencilla como se intuía. Es en de Montana donde se publica el chiste más simbólico, mostrando al emperador Hirohito ataviado como si fuera un maleante de tebeo mientras se cuela en la casa del Tío Sam. El icono de la nación americana se despierta y, desde la cama, le hace frente pistola en mano mientras le espeta: «¡No volveré a dormir profundamente nunca más!». El mensaje se completa añadiendo la palabra «Midway» al saco del caco, dejando claro que EE UU no va a permitir que ninguna