Hace cien años que Santiago Ramón y Cajal se jubilaba, después de haber vivido muchas vidas en una y de haber dejado una huella imborrable en la ciencia a nivel internacional. Se consideró profesor hasta el fin de sus días, un profesor que sintió «la obligación de oír a los jóvenes, al fin de discernir el talento positivo de la hueca palabrería». En una entrevista publicada en el periódico ABC, el 4 de mayo de 1922, con motivo de su jubilación, reconoció que no dio la última lección, pues no quería despedidas sentimentales. «No me he despedido, no me despediré nunca de la cátedra ni de los muchachos: no pederé ese contacto mientras viva».
Don Santiago fue el hombre de las mil caras: científico, médico, militar, profesor, deportista, divulgador, tertuliano, dibujante, editor, escritor, pensador... Aquí solo exploraremos algunas de ellas.
Santiago Ramón y Cajal nació el 1 de mayo de 1952, en la localidad de Petilla de Aragón. A pesar del nombre, Petilla es de Navarra, no de Aragón. El propio Santiago cuenta que en el siglo XIII «un rey de Aragón lo cedió a un monarca de Navarra con el objetivo de cancelar todas deudas». A pesar de ello, consta que se sintió toda su vida aragonés,