¿DE LA CAMA AL CONFESIONARIO?
La historia ha sido poco considerada con Felipe V. Sus exiguos biógrafos han cargado las tintas en su naturaleza melancólica y libidinosa, en sus obsesivos escrúpulos religiosos y en una extrema debilidad de carácter que lo convirtió en esclavo, sucesivamente, de sus dos mujeres, María Luisa de Saboya e Isabel Farnesio.
Tras la revalorización de la centuria ilustrada (sobre la que había recaído la condena de Ortega y Gasset, por considerar que carecía de la dimensión renovadora que había tenido en otras latitudes), se imponía la revisión del reinado del primer Borbón. A esta tarea dedicaron Carlos Martínez Shaw y Marina Alfonso Mola su (2001), un estudio con una imagen más objetiva y matizada tanto de la personalidad del monarca como de su obra de gobierno. Ambos autores interpretan su reinado como el de la verdadera implantación del reformismo ilustrado en España, mérito que antes se atribuía exclusivamente
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