CUANDO AL-ÁNDALUS SE UNIÓ AL MAGREB
Con la desaparición de la autoridad central y el surgimiento en su lugar de poderes periféricos, la hegemonía andalusí en la península ibérica cesó y con ella la iniciativa bélica de los musulmanes que, por primera vez, pasó a los reinos cristianos, sobre todo a partir de la década de 1040. Esa situación de debilidad debida a la fragmentación quedará reflejada en la cronística posterior, que evidenciaba un manifiesto temor al avance infiel. La rendición de Toledo a Alfonso VI el 6 de mayo del año 1085 fue, por tanto, un enorme desastre anunciado que supuso un duro golpe para el imaginario colectivo andalusí, y generó un imparable movimiento de insatisfacción y reprobación hacia los reyes taifas. Parece que el impacto provocado por la pérdida de Toledo convenció a estos gobernantes de que era necesario olvidar sus diferencias y solicitar el auxilio del emir almorávide Yusuf ibn Tashufin (m. 1106).
LLEGADA DE LOS ALMORÁVIDES: LA UNIFICACIÓN ISLÁMICA
El salto del Estrecho y la llegada a al-Ándalus de los almorávides era solo cuestión de tiempo. Los reyes taifas de Sevilla, Badajoz y Granada pidieron ayuda al emir norteafricano frente a Alfonso VI, solicitud que fue respondida con la victoria almorávide sobre las tropas cristianas en la batalla de Zallaqa o Sagrajas, el 23 de octubre del año 1086. Cuatro, príncipe de los musulmanes.
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