Puestos a establecer esos paralelismos, que tanto nos gustan en Tapas Magazine, entre gastronomía y cultura pop, nos atrevemos a decir que la obra de Pedro Almodóvar (Calzada de Calatrava, Ciudad Real, 1949) es tan amplia, compleja y fascinante como uno de esos menús degustación de tropecientos platos y tropecientas estrellas Michelin. Como una de esas experiencias culinarias que nos ofrecen una montaña rusa de sensaciones, que nos hacen sonreír unas veces y emocionarnos otras tantas; que en ocasiones son tan excesivas que incluso pueden llegar a saturarnos, tan transgresoras que nos descolocan, tan impactantes que nos es imposible apartar la mirada del plato (de la pantalla). Pero ante todo, que siempre nos dejan ese retrogusto de haber vivido una experiencia intensa y única, de las que dejan huella.
Su costumbrismo pop nos convence de que aquello que acontece en pantalla, por muy enrevesado que sea, podría suceder hasta en las mejores familias
Más de una veintena de películas ha firmado el cineasta manchego a lo largo de su prolífica carrera; historias que van desde la comedia pura y dura al más desgarrador de los dramas, transitando a