“No me siento empresario, sólo gestiono una empresa para crear puestos de trabajo”
Comenzó trabajando como sastre con su tío pero sus inquietudes iban por otro lado. Militó en el PCE y el PSUC y acabó en la carcel por ello. En el partido conoció a psiquiatras y se interesó tanto por este mundo que abandonó la sastrería donde se ganaba muy bien la vida para coger un trabajo de mozo de manicomio con un sueldo de 6.000 pesetas. Lo más bajo del escalafón. No tenía ni bachillerato superior, pero a los 25 años se acogió a la nueva Ley de Educación que permitió a los mayores de esa edad acceder a la universidad tras superar un exámen. Y estudió Psicología.
Con el tiempo empezó a tener dudas del marxismo y de las teorías del psicoanálisis, al compás de la nueva antipsiquiatría. La psiquiatría imperante no era la suya. Los manicomios eran casi centros de internamiento. Con la idea clara de que el trabajo es fundamental para la recuperación de los enfermos mentales, en 1982 se traslada a la Garrotxa, en Girona, dispuesto a tirar adelante un proyecto del que todavía no sabía qué sería, sin experiencia y con cero pesetas. Pero debía ser un proyecto suyo y en la naturaleza. Cuando se presentó, junto al doctor Torrell, al alcalde de Olot con algunos enfermos mentales, y dió su nombre, , el alcalde debió pensar que los locos
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