LA «NEOLENGUA» QUE NOS DOMINA
odavía recuerdo con rabia cómo la banda terrorista ETA –por fortuna ya desaparecida– se refería a los atentados que cometía con la expresión «lucha armada», y todavía con mayor furia comprobar que–, algo cada vez más común en organizaciones que pretenden imponer sus ideas mediante el retorcimiento del significado de las palabras. También la OTAN suele emplear la expresión «víctimas colaterales», que suena demasiado neutro, para aludir a civiles asesinados como consecuencia de sus actos de guerra. Y otro tanto podemos decir de nuestros «queridos» políticos y sus correas de transmisión, los , que no se cansan de repetir machaconamente expresiones neolinguísticas como «flexibilidad laboral» (¿quién puede estar en contra de la flexibilidad?), que significa recortes en los derechos de los trabajadores; «moderación salarial» (¿quién va a posicionarse contra la moderación?), que en realidad es un descenso de los salarios; «copago sanitario», que parece una colaboración, pero que en el fondo significa «repago», es decir, que vamos a pagar las medicinas dos veces: una vía impuestos y otra al adquirirlos en la farmacia; «movilidad exterior de los jóvenes», que suena guay, aunque lo que oculta es la realidad de miles de chavales que tienen que emigrar porque en su país no hay trabajo; y así podríamos seguir hasta el infinito…
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