FIESTA Y ALGO MÁS: EL BULLIT DE PEIX
En pocos lugares un plato se incrusta como una rara reliquia del pasado en un mundo de desaforada modernidad. Hablar de Ibiza es hablar de sus fiestas, de la efervescencia con que los crápulas nómadas de Europa hicieron de ella una meca golfa. Primero, bajo el empuje de los , que desfilaban ante la mirada atónita de los payeses. Fue cuando Escohotado arrendó una discoteca en la isla donde, por cinco duros, se podía entrar con derecho a copa en su ‘Taller del olvido’, precedente de la sala Amnesia, en la que eclosionaría el. Luego vendrían Pacha y la ampulosidad de Ku, en los 70, al tiempo que se abría el Hotel Pikes, reactor libertino de San Antonio, en cuya piscina se hacían unos largos Freddie Mercury y Julio Iglesias. O el George Michael de , cuya estética desfasada de Wayfarer y bañador turbo ha vuelto a ponerse de moda.
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