LUIS LEZAMA HISTORIA DE UNA TABERNA
“Mi apuesta es por el capital humano”
Hace mucho frío en Madrid, pero las luces de Navidad iluminan la prematura oscuridad. Son las seis de la tarde y Luis Lezama recibe a Capital en el Café de Oriente. Muy cerca, en la calle Felipe VI, en La Taberna del Alabardero, empezó a escribirse una historia de éxito de un sacerdote y empresario irrepetible.
¿QUÉ LLEVA A UN SACERDOTE A METERSE EN EL MUNDO DE LA HOSTELERÍA?
En los años setenta se vivía una pandemia social. Se produjo una migración de muchísimas personas desde los pueblos a Madrid en busca de oportunidades. Los jóvenes buscaban situarse en la vida y abrí un albergue para ellos en la UVA de Vallecas, que es un barrio de viviendas sociales, y luego, nos pasamos a un chalet destartalado en Ciudad Lineal. Íbamos a los vagones en vía muerta, en Legazpi, donde los chicos dormían y estaban allí, en esa mafia de busca y rebusca del mercado de Legazpi.
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