En busca de una alimentación más saludable y ligera, algunos se hicieron vegetarianos; después, a la preocupación por la salud se sumó el amor a los animales y la búsqueda de un estilo de vida más sostenible, y así llegó la dieta vegana. El paso siguiente ha sido la dieta crudivegana o raw (crudo en inglés), que propone tomar los alimentos vegetales sin cocinar y también sin refinar ni pasteurizar.
EVITAR CARENCIAS
Seguir un tipo de alimentación u otro es una opción muy personal, pero muchas veces puede que la elección sea únicamente fruto de una moda pasajera y no se conozcan bien las consecuencias.
Datos como estos resultan preocupantes: según un estudio reciente sobre hábitos saludables, el 79% de los españoles reconoce ignorar la cantidad diaria de nutrientes que el organismo necesita y sólo consume el 58% de la cantidad de fruta y verdura que debería tomar, o sea, que falta casi la mitad.
En el caso de la dieta crudivegana, la cantidad de frutas y verduras queda ampliamente cubierta, pero conseguir menús variados en una dieta exclusivamente a base de vegetales crudos no siempre resulta fácil y se pueden dar más fácilmente carencias. Por ejemplo, hay que tomar suplementos o productos enriquecidos con vitamina B12 para evitar su déficit, ya que este nutriente sólo se obtiene de alimentos de origen animal. En cualquier caso,