El enigma de los primeros humanos
Durante varias décadas se consideró a la especie Homo habilis el elemento de unión entre los australopitecos y el Homo erectus, de mayor estatura y cerebro más grande. En este sentido, ha tenido el honor de ser asignado como el primer ser humano encontrado en el registro fósil, los ancestros más ancianos de nuestro linaje evolutivo. Este hombre capaz de fabricar toscas herramientas de piedra fue hallado por primera vez en los sedimentos de la garganta de Olduvai, en el norte de Tanzania. Los homininos de esta zona siempre tienen las iniciales OH –de Olduvai Hominid– y un número que sigue el orden en que se van encontrando.
OH-7 es el ejemplar de referencia –el holotipo– de la especie . Se trata de una mandíbula con pequeñas fracturas y desplazamientos que han distorsionado mucho su forma. Incluye además dos fragmentos de parietal de ambos lados del cráneo y algunos huesos de la muñeca y la mano que se cree que pertenecieron al mismo individuo. Una caja craneal tan rota es un problema a la hora de calcular la capacidad cerebral, pero el paleoantropólogo y anatomista Phillip V. Tobias y el experto en cerebros de homininos Ralph L. Holloway realizaron mediciones de forma independiente y ambos llegaron a la conclusión de que OH-7 tendría un volumen cefálico de entre 647 y 687 mililitros (el de los humanos
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