Chianti UN FLECHAZO EN LA TOSCANA
Che coss'è l'amor, de Vinicio Capossela, resuena en la memoria al recorrer las carreteras del Chianti italiano. Con la mirada envuelta en los colores desdibujados por la bruma de la mañana, aparecen los primeros viñedos; de ellos se obtienen las uvas con las que se elaboran el chianti y el chianti classico, tintos muy deseados por los amantes del vino. La búsqueda de sus mejores bodegas se convierte en el leitmotiv de una ruta geográfica y emocional en la que coquetean naturaleza, arte y gastronomía.
Veintidós kilómetros al sur de Florencia, por la autopista que conecta la ciudad con Siena, hay que detenerse en la localidad). Esta familia legendaria comenzó a producir vino en 1385, y su 27ª generación continúa con el negocio más de 600 años después. Reservar uno de los que ofrecen es el plan perfecto para conocer la historia de la saga y su pasión por el arte y la viticultura, instruirse en su manera de trabajar (degustación del resultado incluida) y descubrir la sorprendente arquitectura de la nueva bodega, integrada con el paisaje; quedó inaugurada en 2012 y fue diseñada para tener un bajo impacto ambiental. También es posible contemplar las numerosas e imponentes obras realizadas en el marco del Antinori Art Project (), una iniciativa que invita a talentos internacionales a interpretar la bodega y plasmarla en piezas de colección.
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