MÚSCULO AMERICANO
Aestas alturas, sumar 2.238 caballos con tres coches es relativamente fácil, basta con juntar un selecto grupo de supercoches de marcas premium. No es tan habitual, sin embargo, hablar de estos números cuando los protagonistas son cupés de marcas ‘generalistas’, pero la cosa cambia si te decimos que se trata de los muscle car más potentes de la historia: los Chevrolet Camaro ZL1 1LE, Dodge Challenger SRT Hellcat Redeye Widebody y Ford Mustang Shelby GT500, las variantes más salvajes de estos iconos americanos que acumulan varias generaciones a sus espaldas.
Los tres viven en un mundo paralelo en el que el downsizing, la electrificación, las bajas emisiones y la perspectiva ecológica no existen. Su único objetivo es quemar gasolina, destrozar neumáticos y correr mucho –más bien muchísimo–. Tanto es así que en lugar de recurrir al turbo –o a varios– para obtener semejantes cifras de potencia, apuestan por un tipo de sobrealimentación que es casi tan antiguo como los motores de gasolina: el compresor; gracias a ello son tan atractivos como chillones –se caracteriza por un peculiar silbido.
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