DESCUBREN LOS TÚNELES DELTESORO TEMPLARIO
Acre nos hace soñar… Mientras preparo las maletas para mi enésimo viaje a Israel, no puedo dejar de fantasear con las enrevesadas callejuelas que cruzan la ciudad vieja, pasan por el añejo Hamam al-Basha, cruzan el zoco dando la espalda a la fortaleza de los Hospitalarios y descienden hasta la zona sur donde todavía se conservan los muros medievales junto a la hermosa torre del reloj. Perderse sin rumbo por entre los barrios del casco antiguo puede ser una experiencia tan emocionante como hacerlo por los zocos de El Cairo o por las iglesias de la vieja Jerusalén.
En la época de los cruzados, las repúblicas marítimas de Pisa, Venecia y Génova se asentaron en Acre debido sobre todo a la situación estratégica de su puerto, el principal punto de salida de mercancías y entrada de peregrinos, suministros y tropas venidas de Europa. Al noreste de las murallas se levantaba el bastión de la Orden del Hospital de San Juan –de ahí el nombre cristiano de la urbe, San Juan de Acre–, la cual rivalizaba en majestuosidad con la de los caballeros blancos del Templo de Salomón que se establecieron en la zona suroeste.
Aunque el puerto pertenecía a la corona, los templarios estuvieron exentos de pagar ningún tipo de impuesto debido a la bula pontificia que los supeditaba única y exclusivamente al gobierno y autoridad del Papa. Asimismo, sus posesiones no podían ponerse bajo interdicción, por lo que se presupone que tuvieron su propio astillero lejos de las miradas de los funcionarios de aduanas, algo que va muy en consonancia con
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