Asombrando al MUNDO
la lluvia está azotando de lo lindo en La Sarthe, los bancos de niebla se presentan densos. Los pilotos, atentos de no mandar sus coches a la basura en el tenso momento que precede a la llegada de la luz del día y los descansos, se tambalean a través de los charcos, cambiando de forma conservadora, tratando suavemente el acelerador, tomando las curvas con cautela. Todos menos un hombre. A fondo en las mortales curvas Porsche, exigiendo a los frenos en las chicanes, deslizando su McLaren F1 GTR a través de la superficie vidriosa, JJ. Lehto está realizando uno de los grandes pilotajes de la historia de Le Mans. A veces es 30 segundos por vuelta más rápido que el resto de coches. El de cuatro horas de Lehto por la noche es quizá la coronación de un momento de por sí histórico. Porque, al principio de 1995, McLaren ni siquiera tenía un deportivo de carreras
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