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Muchas veces me he encontrado buscando un libro con la esperanza de encontrar la cura para alguna de mis enfermedades del alma.
Quería encontrar en palabras de otro la medicina que anhelaba.
Y me sigue pasando.
He leído mucho, sé el principio fundamental de la buena vida, pero aún así creo que mi bienestar estará en el próximo libro, en el próximo consejo.
Un joven alumno se acercó a Epicteto a pedirle consejo sobre una situación específica. A lo que él le respondió
Es ridículo decir: "Aconséjame". ¿Qué te voy a aconsejar? Mejor pídeme: "Conforma mi ánimo de manera que, suceda lo que suceda, a ello se acomode".
Luego le explicaba que pedir consejo para situaciones específicas es como pedir que te enseñen a escribir correctamente el nombre de “Dion”.
Y si luego viene el otro y te dicta no el nombre de Dion sino el de Teón, ¿qué pasa? ¿Qué vas a escribir?
Pero quien se ha entrenado, no en situaciones específicas, sino en adaptarse a todo lo que pueda acontecer vive tranquilo. Porque quien se ha aplicado a la escritura escribirá cualquier cosa que se le dicte. Pero si solo aprendes a escribir Dion, ¿qué pasará si al final no te dictan Dion?
Y todo se concentra en esta idea fundamental del estoicismo. Epicteto la presenta exquisitamente
No pretendas que los sucesos sucedan como quieres, sino quiere los sucesos tal como suceden. Así el curso de tu vida será feliz.
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