El ser humano tiene una mente, tiene un alma y tiene un cuerpo que están intrínsecamente relacionados. Cuando cuidamos nuestro cuerpo y nuestra mente podemos acceder a cuidar de nuestra alma. Para conseguirlo debemos poner nuestra atención en nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras emociones.

Creemos que nuestros pensamientos no van a ningún lugar, cuando, en realidad, hace ya mucho tiempo que Buda nos decía que "ni tus enemigos te pueden hacer tanto daño como tus propios pensamientos". Detrás de los pensamientos se esconden las creencias que son las que condicionan nuestra forma de ver la vida. Es por ello, que decimos que no vemos las cosas tal y como son sino como somos.

El primer paso hacia la salud emocional es tomar conciencia de que todo está interrelacionado y que nuestro mundo interior se refleja en nuestro mundo exterior.

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