Leemos en Juan 12:24: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, se queda solo. Pero si muere, produce mucho fruto”. Solve et Coagula. Disolver y coagular. Para que la planta nazca y crezca, necesariamente tiene que morir la semilla. De esto nos habla toda esta decoración funeraria de esta sala de la morada de Labrys.

Para acceder a otro nivel de conocimiento, para transformar nuestra vida, para encontrar nuestra verdadera identidad y descubrir nuestro propósito necesitamos dar un giro de 180 grados, es decir hacernos conscientes que el mundo nos arrastra en el sentido contrario y que precisamos hacer un stop y darnos la vuelta.

El camino de autoconocimiento no es para los tibios ni para aquellos que buscan incorporar elementos fantasiosos a una vida aburrida y sin desafíos. Esta senda de perfeccionamiento tampoco es un pasatiempo ni una moda, pues implica un cambio radical de la vida y un sacrificio que no todos están dispuestos a hacer: abandonar lo viejo, salir de la zona de confort para propiciar el nacimiento de un nuevo ser, más consciente, más lúcido, más auténtico.