Lo ocurrido en el primer cuarto del siglo XVII entre las coronas británica y española solo podría calificarse como una comedia de enredo… si no fuera porque unos planes de boda acabaron frustrándose y se resolvieron con una declaración de guerra. El disparatado empeño del rey de Inglaterra y su heredero de unir fuerzas con la monarquía hispánica mediante el matrimonio con una infanta española, acabó derivando en unas esperpénticas negociaciones que se alargaron durante dos reinados (Felipe III y Felipe IV) y provocando uno de los mayores cabreos que se han pillado los british.